LIBROS DEL PEZ ESPIRAL

ORO

Ileana Elordi

Oro es la primera novela de Ileana Elordi (Santiago, 1990), la novela de una joven que se escribe emails sutiles e irónicos a sí misma o a otro o a nadie al mismo tiempo, esa es la estructura que sostiene a este texto: esos emails como soliloquios que llevan claramente en el destinatario a la misma protagonista o una persona que se llama igual que la protagonista, o a ese otro que es yo, pensaba en la figura de “el otro” de Borges, el otro que soy yo. A ese otro a quien le ocurren las cosas. Emails que intentan ensayar la escritura de lo amoroso y las imágenes de la protagonista acerca de ello.

Está dividida en 48 capítulos que son 48 emails, y los nombres de los capítulos son el asunto de cada uno de esos emails que i.e@gmail.com envía a i.e@gmail.com: “Aquí”, “Mall”, “Cinco mil”, “Zapatos”, “Chat”, “Matrimonio”, “Alquimia” etc. Instalando así esa grata confusión en el lector del libro entre nuevamente lo ya tan intervenido en la historia de la Literatura: autor, narrador y sus múltiples cruces.

La escritura es fresca, es irónica, con poco adjetivo y poco discurso. Más bien situaciones y personajes entrañables en sus acciones. El novio dibuja una línea desde la casa de ella a toda la cuadra. Una línea con tiza. Al final de la línea hay una carta donde le pide matrimonio. El matrimonio como un rito. Firman unos papeles que ellos se inventan y ella le pide cosas insólitas con su semen. Otras metáforas algo ridículas, pero que se agradecen: Que alguien la lea se siente como un bistec al sol.

También ella le regala rosas, le ilumina el día. Las amigas le dicen que eso no lo hacen las mujeres. El género en disputa. A ella no le hace ni sentido esas ideas de las amigas. No sabe de qué le hablan.

En fin, es un libro breve, 78 páginas, iluminan la escritura mucho más que otras muchas o miles de página que han pasado por la narrativa chilena contemporánea. Al final el pez muere, ella deja de amar, deja de escribir. No desaparece, pero sí deja los elementos que configuraban el texto. El texto termina, o termina la historia. Ambas. No sé.

Claudia Apablaza